Magdalena de Kino, Sonora. Uno de los edificio que también identifican a este municipio es sin duda alguna la torre del reloj público.
Aun cuando es una réplica de la primera que se empezó a construir a principio de 1900 y tiene un gran significado, toda vez que se erigió para celebrar el primer centenario de la independencia de México.
Tanto el escritor Alfredo Topete Moran, como el cronistas Andrés Corella Villanueva, coincidieron en que para reunir fondos para llevar a cabo la obra se creó una junta distrital.
La citada junta estaba integrada por distinguidas personalidades entre los que destacaban Don Miguel Latz, como presidente, Amador Carreño, secretario, Ramón Treviño, vicepresidente, , Serapio Dávila, tesorero, Pedro Trelles González, S Juan P Robles y Francisco P Molina, como vocales.
Para la construcción de la citada torre se eligió anexarlo al antiguo edificio que albergada prefectura de Magdalena ubicado en lo que fue la desaparecida plaza que también llevó el nombre de Francisco I Madero.
En la explanada donde se encontraba el edificio de la prefectura también se ubicaba la parroquia de santa María Magdalena, solo existía árboles y un pozo de donde se extraía el agua a través de una “pichancha” impulsada por papalote.
Tomó el carácter de plaza el lugar poco antes de 1917 y fue aquí donde se llevó a cabo la promulgación de la constitución del estado libre y soberano de Sonora, discutida y firmada por constituyentes sonorenses en esta ciudad.
Así mismo la citada junta distrital hizo saber al gobernador en turno que el costo aproximado de la construcción de la torre del reloj era de 6 mil 470 pesos y le solicitaron mil quinientos 93 pesos para completar los gastos.
La antigua torre del reloj permaneció en pie hasta finales de la década de 1960 y fue derrumbada para dar paso a la construcción de la plaza monumental ante el descubrimiento de los resto del ilustre misionero Eusebio Francisco Kino.
Fue precisamente a unos cuantos metros de la citada torre que donde un 19 de mayo de 1965 se encontraron los restos del misionero colonizador jesuita.
El primer reloj que se instaló en la torre fue de la marca OLGA, que se adquirió en la ciudad de México, don Alberto Fraijo y el joyero relojero Rubén Nubes le daban mantenimiento.
El citado reloj marcaba en sus campanadas los cuartos de hora y las horas cuyo sonido agradable llegaba hasta algunos lugares aparatados de la ciudad.
Al desaparecer la torre del reloj, para dar paso a la construcción de la plaza monumental un grupo de magdalenense propusieron al entonces presidente municipal Gerardo G Nava, construir una réplica de la torre para que siguiera en funcionamiento del viejo reloj, no se acabara esa costumbre y tradición.
Fue así que se erigió la nueva torre que se ubica actualmente en la avenida Niños Héroes entre calle Kino y Guadalupe Osorio Ward.
En un principio siguió en función el viejo reloj OLGA, sin embargo con la modernidad se le instaló un nuevo reloj que emitía el sonido similar al anterior.
El nuevo mecanismo del reloj no ha sido buena del todo luego son pocas las veces que funciona bien, sin embargo los magdalenense extrañan el sonido que emiten las campanas a cada cuarto de hora.
Por otra parte muchos magdalenenses se preguntan dónde quedó el viejo reloj OLGA, esa reliquia que por décadas despertó a los magdalenenses con sus campanadas.
A la actual torre del reloj la acompañan el busto del doctor Francisco Lanz Pérez y la del Padre Eusebio Francisco Kino y contra esquina de la torre se ubicó el monumento a Luis Donaldo Colosio Murrieta.
En la actualidad el reloj público que significa la I latina de independencia, no funciona, le hace falta mantenimiento o más bien instalarle una nueva maquinaria.
Cabe destacar que el boceto de la réplica de la histórica torre del reloj la realizó el fotógrafo magdalenense Don Samuel Arreola de la Paz.